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 LA UNIÓN ES PODER

Ascensores inoperativos, rampas mal establecidas y pocas son las facilidades para algunos estudiantes que son discapacitados, lo cual, solo denotan en las universidades una falsa inclusión que muy pocos reclaman. siendo los sindicatos estudiantiles universitarios la voz activa,que denota fuerza para la promoción de una educación inclusiva y de calidad.

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El sueño de ser profesional, es uno de los anhelos más importantes en una familia, quienes buscan un futuro mejor para los jóvenes miembros y no escatiman gastos en busca de calidad universitaria, la cual, incluye cuestiones académicas y de infraestructura. Todas estas medidas son tomadas en función de buscar un bienestar que sume positivamente a cada nuevo estudiante.

En el Perú, existen más de un millón de personas que pertenecen a alguna casa de estudios, representando casi un 2% de la población total, que realiza este tipo de actividades con la esperanza de una nueva oportunidad que logre mejorar sus vidas. Pero este anhelo, tiene una realidad totalmente distinta y que  en muchas universidades pese a contar con aspectos favorables, realmente no se toman en cuenta a los estudiantes discapacitados para optimizar una buena educación.

¿Falsa inclusión?

Juliana como le llamaremos en este reportaje por miedo a represalias en su universidad, es una estudiante de comunicaciones de una reconocida universidad. Ella es discapacitada y por sus necesidades requiere que la casa de estudios donde aprende, cuente con condiciones indumentarias apropiadas para poder desarrollar sus actividades académicas con normalidad.

 

Y aunque es para ella un gran paso ser aceptada en una universidad, cuestiones simples, como la asistencia a clases puede resultar más que complicado, es incluso humillante en ocasiones. En este sentido,si bien es cierto los sistemas tecnológicos siempre fallan, el hecho de realizar mantenimientos a cuestiones de indumentaria debería ser una normalidad recurrente, este no es el caso.

 

La universidad de Juliana, es una de las más reconocidas en el área de comunicaciones y por su buen nivel académico, propone ser favorable. Con más de 5 mil alumnos en sus más de 100 aulas a lo largo de la capital. Sería evidente que Juliana logre llegar a clases de forma tranquila y digna, como cualquier otro universitario, pese a la discapacidad que tiene y las supuestas normativas de apoyo a los discapacitados.

 

Antes de iniciar la primera hora de clase, a las 8:40 am de un miércoles 31 de mayo , ya se encontraba Juliana esperando en el patio el ingreso a su aula, ubicada en el primer piso. Y sin previo aviso deciden cambiar de aula al piso tres. Al ser notificada, procede a dirigirse a su nuevo salón y es en esta acción, que ella se da cuenta que ese día no podría llevar clases. Juliana usa silla de ruedas y  para ella es sumamente necesario las partes de acceso para discapacitados.

No es la primera vez que surgen estos inconvenientes con Juliana. Los ascensores están inoperativos cuatros días de los seis días de asistencia a clases, lo que significa que las clases no son para todos, solo para quienes logran adaptarse a normativas nuevas que no tienen apoyo para los que tienen más dificultades en su día a día.

 

Pero como si no bastara, la solución más viable que tenían a la mano para evitar quejas, es movilizar cargada con cuatro personas de seguridad, que también corrían el riesgo de lastimarse o incluso derribarla. Una supuesta solución que como Juliana lo menciona, la hacían sentir como un objeto.

David contra Goliat

Los reclamos abundan y las incomodidades persisten, perder clase por carencias, no es un lujo para todo buen estudiante y Juliana era una de ella. Y sin poder hacer algo más que mostrar su molestia, tuvo que perder la clase y notificar con impotencia  mediante sus compañeros el imprevisto. Pero, ¿Cómo podemos luchar contra mucho poder sin salir perjudicado?

 

En Perú, los sindicatos de estudiantes universitarios se han convertido en una voz clave en la defensa de los derechos estudiantiles y en la promoción de la participación estudiantil en las decisiones académicas y políticas de las instituciones de educación superior. Estas organizaciones estudiantiles desempeñan un papel fundamental en la representación y defensa de los intereses de los estudiantes, así como en la promoción de una educación 

inclusiva y de calidad.

 

Uno de los sindicatos estudiantiles más reconocidos en Perú es la Federación Universitaria del Perú (FUP). Fundada en 1929, la FUP agrupa a estudiantes de diversas universidades del país y trabaja activamente en la promoción de los derechos estudiantiles. La FUP ha sido una voz fuerte en la lucha por el acceso a la educación superior, la mejora de las condiciones de estudio y la defensa de una educación pública y de calidad. 

 

Recurrir a ellos era una opción, la voz colectiva tiene influencia y la lucha por los derechos comenzó, una posición equívoca por parte de la universidad de justificar sus inoperativos y pocos funcionales recursos, no justifica tanta desigualdad en el alumnado. Los sindicatos universitarios también han jugado un papel clave en la promoción de la calidad de la educación superior en Perú. 

 

En la universidad donde estudia Juliana, los demás estudiantes siempre luchan por tener buenos tratos y abogan por la implementación de políticas que fomenten la inclusión, no solo en documentos, sino en que se cumplan desde que se utilice e implemente. El uso de los recursos en la universidad debería ser utilitario. Y el hecho de privar clases porque la indumentaria no está habilitada, es una clara violación al derecho de estudiar con dignidad.

 

Estos son hechos que solo marcan y exaltan las diferencias que existen, la restricción a un servicio por el cual se realiza un cobro, es de cierta forma denigrante. Y sobre todo la desconsideración como persona solo enmarca más la poca empatía que existe.

REDACTADO POR: Bella Flor Cruz Mozombite

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